Hace siete siglos, cuando la magia salvaje devastaba reinos y amenazaba con borrar a la humanidad de la faz de la tierra, cuatro magos extraordinarios se alzaron de entre las cenizas.
No eran nobles ni reyes. Eran supervivientes. Una druida que sanaba bosques moribundos, un astrónomo huérfano que leía el destino en las estrellas, un herrero cuya ira forjaba llamas imposibles, y un guardián de secretos que otros temían conocer.
Unidos por una tragedia común —la Gran Fractura Mágica de 1427— juraron crear un lugar donde la magia pudiera enseñarse con disciplina, donde el caos se transformara en conocimiento. Así nació Arkhane Institute.
Antes de ser maestros, fueron guerreros.
Antes de la Gran Fractura, existían los Titanes Arcanos: entidades primordiales nacidas del caos puro de la magia sin forma. Enormes, inmortales, hambrientos. Durante milenios vagaron por el mundo, devorando la esencia mágica de todo lo que tocaban. Reinos enteros desaparecieron bajo sus sombras.
Los magos de la época eran poderosos, sí, pero estaban divididos. Cada uno luchaba por su cuenta, y uno a uno caían. Los Titanes no podían ser destruidos con magia bruta; cuanto más poder les lanzabas, más fuertes se volvían. Parecían invencibles.
Entonces, cuatro desconocidos se encontraron en el campo de batalla de Valdris, el último bastión humano. No tenían ejércitos ni títulos. Solo tenían algo que los demás habían olvidado: la voluntad de trabajar juntos.
Elowen
Tejió raíces vivientes que inmovilizaron a los Titanes
Alaric
Leyó sus debilidades en las estrellas y guió el ataque
Pyrrhus
Forjó cadenas de fuego eterno que los encadenaron
Roderick
Selló sus almas en prisiones dimensionales
La batalla duró siete días y siete noches. Cuando terminó, los Titanes habían sido derrotados —no destruidos, porque eso era imposible, pero sí encadenados para siempre en las profundidades del mundo.
Los cuatro supervivientes se miraron entre las ruinas. Habían logrado lo imposible, pero ¿a qué costo? Miles de magos habían muerto porque nadie les enseñó a cooperar. Nadie les mostró que la verdadera fuerza está en la unión. En ese momento, entre cenizas y victoria, nació la idea de Arkhane Institute: no solo una escuela de magia, sino un lugar donde las próximas generaciones aprenderían lo que ellos descubrieron demasiado tarde.
"Cuatro caminos, un destino. Esa es la lección que los Titanes nos enseñaron."
Cuatro filosofías, cuatro caminos. Diferentes pero complementarios.
Fundadora de Casa Silvarys
Creció descalza entre los robles de Eldoria, hija de druidas nómadas que hablaban con los ríos y curaban la tierra con canciones. Desde pequeña, las flores brotaban donde ella pisaba. Pero también vio el otro lado: aldeas enteras reducidas a ceniza por magos que no conocían el control.
Fundó su Casa con una verdad simple: "La magia no conquista, nutre". Sus estudiantes aprenden que el poder real está en saber cuándo no usar la fuerza.
Fundador de Casa Astralis
Huérfano a los siete años —sus padres murieron en una guerra arcana que él predijo pero nadie quiso escuchar—, Alaric se refugió en las torres de Celestia, donde las estrellas eran los únicos amigos que no mentían. Aprendió a leer el destino en constelaciones y a tejer hechizos de luz pura.
Para él, la magia sin lógica es como un barco sin timón. Casa Astralis enseña precisión, análisis y el arte de pensar tres pasos por delante.
Fundador de Casa Ignaris
Las fraguas volcánicas de Infernia fueron su cuna y su escuela. Pyrrhus era herrero antes que mago, un hombre que aprendió que el metal —como el espíritu— solo se fortalece bajo fuego extremo. Cuando tiranos mágicos quemaron su aldea, canalizó esa rabia en algo útil.
No predica violencia ciega, sino voluntad. Casa Ignaris forma guerreros que luchan con honor, no bravucones que buscan pelea.
Fundador de Casa Umbraen
Dicen que Roderick nunca vio la luz del sol hasta los veinte años. Creció en las catacumbas de Noctumbra, guardián de secretos que otros temían pronunciar. No era malvado —aunque muchos lo creyeran—, sino brutalmente práctico.
Entendía una verdad incómoda: a veces hay que ensuciarse las manos para proteger lo que importa. Casa Umbraen enseña astucia, adaptabilidad y el arte de sobrevivir cuando las reglas no alcanzan.
Los cuatro se conocieron en el peor momento de la historia mágica: la Gran Fractura de 1427. Un cataclismo liberó magia primordial que casi borra Europa del mapa. No tenían elección: o trabajaban juntos, o morían por separado.
Construyeron el castillo de Arkhane sobre un acantilado encantado, piedra a piedra, hechizo a hechizo. Juraron enseñar magia con responsabilidad. Pero incluso entre aliados, las grietas aparecen.
Silvarys
Abogaba por la conexión con la naturaleza y la sanación
Astralis
Defendía la contemplación y el conocimiento de los astros
Ignaris
Defendía la expansión audaz y la acción directa
Umbraen
Proponía pragmatismo sin límites morales rígidos
Nunca fueron enemigos —su pacto perduró—, pero sus Casas heredaron estas tensiones. Y de la tensión nace el crecimiento.
La división que salvó a la magia.
Cuatro años después de la victoria contra los Titanes, las cadenas comenzaron a debilitarse. Los cuatro fundadores sintieron el temblor: desde las profundidades, los Titanes Arcanos intentaban liberarse. Sus susurros corrompían la tierra, envenenaban los pozos y volvían locos a los aldeanos cercanos.
Los fundadores se reunieron por última vez como cuatro. Sabían que no podían derrotar a los Titanes de nuevo —habían gastado demasiado de sí mismos en la primera batalla—, pero podían dividir el problema.
Idearon una solución desesperada: separar el castillo de la tierra corrupta y elevarlo al cielo, fuera del alcance de los Titanes. Pero alguien debía quedarse abajo para vigilar las cadenas y proteger a los magos que no pudieran ascender.
Hacia el Cielo
Elowen y Alaric realizaron el Ritual del Ascenso.
Ella entregó su esencia vital para crear raíces flotantes. Él grabó runas estelares que ataron el castillo a las constelaciones. Juntos, elevaron Arkhane Institute hacia las nubes.
En la Tierra
Pyrrhus y Roderick se quedaron abajo.
Pyrrhus mantenía las cadenas de fuego que sujetaban a los Titanes. Roderick vigilaba los sellos y protegía a los magos que permanecían en tierra, fundando el Pueblo Arkhania en la costa.
Al amanecer del séptimo día del ritual, la tierra rugió. Con un estruendo que se escuchó en tres reinos, el acantilado se separó del continente. Piedras, tierra y raíces ascendieron envueltas en luz dorada y azul. Cuando el polvo se asentó, Arkhane Institute flotaba entre las nubes: una isla suspendida, inalcanzable para los horrores de abajo.
Los Titanes rugieron de rabia impotente. Sus garras ya no podían alcanzar el castillo. Pero Pyrrhus y Roderick pagaron un precio: nunca más volverían a pisar Arkhane. Se convirtieron en los Guardianes de Abajo, protegiendo eternamente la conexión entre ambos mundos.
"Divididos por el cielo, unidos por el juramento."
No nació de traición interna. Vino de las profundidades.
Un siglo después de la fundación, la tierra tembló. No fue culpa de nadie: un terremoto arcano natural agrietó los sellos que los fundadores habían colocado bajo el castillo por precaución durante la construcción.
De las grietas emergieron espíritus primordiales, entes hambrientos de caos que llevaban milenios atrapados. Susurraban promesas de poder a oídos ambiciosos fuera de Arkhane, corrompiendo magos externos y creando los primeros hechizos prohibidos: Kevada, Poison, Witcher.
Los fundadores lucharon unidos una vez más. Pero el mal no muere fácilmente: persiste en grietas subterráneas, esperando, susurrando a quien quiera escuchar.
Cuatro desconocidos se encuentran en Valdris. Unidos, encadenan a los Titanes en las profundidades. Nace la idea de Arkhane.
Los cuatro fundadores construyen el castillo sobre un acantilado encantado. Las cuatro Casas nacen de sus filosofías.
Los Titanes despiertan. Elowen y Alaric elevan el castillo al cielo. Pyrrhus y Roderick permanecen en tierra como Guardianes. Nace el Pueblo Arkhania.
Un terremoto arcano agrieta sellos antiguos. Espíritus primordiales emergen y crean los primeros hechizos prohibidos.
Tras 27 años de conflicto, los fundadores sellan las grietas principales. Victoria pírrica: el mal queda latente, no eliminado.
Grietas menores se reactivan. Susurradores poseen a estudiantes ambiciosos. Una nueva generación debe enfrentar la oscuridad.
Siete siglos después, los ecos antiguos despiertan de nuevo.
Hoy, experimentos fallidos de estudiantes avanzados han reabierto grietas menores. De ellas emergen Susurradores: sombras corruptas que buscan mentes ambiciosas para poseer.
No son herederos de ninguna Casa. Son oportunistas de cualquier origen: un profesor que cree merecer más, un prefecto tentado por el poder fácil, criaturas invocadas accidentalmente en clases prácticas.
"Arkhane no solo enseña magia; la domestica contra la noche eterna"
| Época | Evento |
|---|---|
| 1427 | Fundación |
| 1523 | Ruptura de Profundidades |
| 1550 | Victoria en Guerra de Grietas |
| 2025 | La Sombra Renacida |